FRANCIS FORD COPPOLA (Detroit, Estados Unidos, 1939)

Francis Ford Coppola

FRANCIS FORD COPPOLA (Detroit, Estados Unidos, 1939)

Dirigir puede y suele agotar más que escribir. A diferencia de los escritores, que siguen siéndolo hasta el final (publiquen o no), pasada la barrera psicológica (y fisiológica) de los setenta años, a los cineastas les ocurren tres cosas: a) se retiran (problemas con las aseguradoras, agotamiento, falta de conexión con la juventud, etc.), b) siguen haciendo más de lo mismo, ergo, se repiten, y c) se reinventan a sí mismos y, en algunos casos de esta opción ce, incluso rejuvenecen. Coppola ha optado por esta última opción. Quizá lo fácil hubiese sido, dada su posición socioeconómica y estatus, optar por la ‘be’, o aún más fácil, dada su condición de mito del cine moderno, elegir la ‘a’, retirarse y centrarse únicamente en su otra gran pasión, el vino, ampliando sus negocios vitivinícolas en el soleado Napa Valley californiano. Sin embargo, sigue dando guerra, lo cual le honra y es de agradecer. Al menos para los que amamos su cine.

Pocos cineastas en su posición y, sobre todo, de su prestigio (y hay, ciertamente, muy pocos de su nivel) son capaces de renunciar al mainstream y a megalomanías pretéritas y atreverse a adaptar un relato de mi admirado Mircea Eliade, sobre todo porque, al margen de sus novelas de juventud (póstumas), por lo que es conocido el intelectual rumano no es por su literatura de ficción, sino por sus libros sobre religiones, mitos y símbolos. Incomprensiblemente no estrenada en España (un país en donde la distribución de cine es cada vez más errática, inconsistente y contradictoria), sólo el tiempo será juez certero para valorar en su medida el que alguien como Coppola se haya atrevido a escribir, producir y dirigir una película como Youth Without Youth (2007), de la que cabe preguntarse, ¿cuántos la han visto? Empero, el ejemplo más cercano es Tetro (2009), que pese a sus arritmias narrativas tiene una cuidada densidad dramática y una estética en blanco y negro de gran calidad formal, blanco y negro que algunos han enlazado con aquel brillante ejercicio cinematográfico que fue La ley de la calle (Rumble Fish, 1983) –y que, sin saber por qué me recuerda a Bajo el peso de la ley (Down by Law), de Jim Jarmush, estrenada tres años después–, pero que uno prefiere asociar a su ópera prima en blanco y negro, Dementia 13 (1963), curiosa cinta de terror con errores de principiante pero también con enormes hallazgos, obra injustamente olvidada o sepultada por las demás master pieces coppolianas. En efecto, las obras maestras de Coppola, además de geniales tremendamente populares, caso de la trilogía El padrino o Apocalypse Now, parecen haber anulado a otras poderosísimas, caso de La conversación (The Conversation, 1974), cuya modernidad no para de medrar,

En todos los monográficos sobre Coppola suele citarse Tucker (Tucker: The Man and His Dream, 1988), como su obra más autobiográfica, debido a la analogía establecida entre la lucha del constructor del automóvil homónimo con la industria de Detroit (la Motown es la ciudad natal de Coppola) y la del propio cineasta con los productores de Hollywood, cuando lo cierto es que es una de las pocas películas no escritas por él y en la que, vista ahora con la debida perspectiva, se percibe cierta ausencia de fuerza, una carencia de garra que sí apreciamos en otras aparentemente más livianas, como Corazonada (One from the Heart, 1982), uno de los musicales más injustamente vilipendiados de la historia moderna (algo parecido le ocurrió a su amigo Scorsese con New York, New York, 1977).

Ahora, inmersos ya en la segunda década del siglo XXI, es un buen momento para vindicar y recuperar para el gran público (quizá mediante filmotecas o espacios multimedia en Internet) sus olvidadas películas de los años sesenta, Ya eres un gran chico (You’re Now a Big Boy, 1966), El valle del arcoiris (Finian’s Rainbow, 1968) y Llueve sobre mi corazón (The Rain People, 1969, que E. Riambau compara con Luz de agosto de Faulkner), ya fuera de la égida de Roger Corman e inscritas en el cine menos independiente (las dos primeras producidas para Warner Bros.). Sí. Coppola es de los pocos autores contemporáneos que, cuando hacen cine comercial de estudio son capaces de mantener unas constantes personales y una mirada moral hacia sus personajes, pensemos en Rebeldes (The Outsiders, 1983), sobre la popular novelita de Susan E. Hinton, en Cotton Club (The Cotton Club, 1984), en donde Coppola evidencia el haber crecido en una familia de músicos (su padre, su abuelo materno, etc.), o la curiosa Peggy Sue se casó (Peggy Sue got married, 1986) y, claro, la controvertida Drácula de Bram Stoker (1992), que, pese a traicionar el espíritu de la novela genial del citado autor irlandés, es un film que estimo. Pero no pequemos de hagiográficos, también tiene sus patinazos (hasta Bergman, Welles o Hitchcock los tuvieron): ahí están obras indignas de su genio, como Jardines de piedra (Gardens of Stone, 1987), el mediocre episodio Life without Zoe, de Historias de Nueva York (New York Stories, 1989) o las alimenticias Jack (1996) y Legítima defensa (The Rainmaker, 1997).

Si Joseph Conrad viviese quiero creer que lloraría de emoción o sonreiría de rabia al ver Apocalypse Now (1976-79), obra inagotable y magistral gracias, precisamente, a sus irregularidades, a su delirio, que hacemos nuestro. Y queda ese monumento, ese díptico colosal, ese grandioso retrato del siglo, de Norteamérica, del macrocosmos social y el microcosmos familiar, esa gema enorme…El padrino I y II, dos filmes con las que Coppola ya se ha asegurado un lugar en la inmortalidad, junto a Shakespeare y un puñado de genios más que supieron retratar, como ningún otro de sus coetáneos, el espíritu de su tiempo.

DIEGO MOLDES

Filmografía escogida: El Padrino (The Godfather, 1972), La conversación (The Conversation, 1974), El Padrino II (The Godfather, part II, 1974), Apocalypse Now (1979), Corazonada (One from the Heart, 1982), La ley de la calle (Rumble Fish, 1983), Cotton Club (The Cotton Club, 1984). Como guionista de films no dirigidos por él destacamos Patton (1970), de Franklin J. Schaffner.

Bibliografía:

  • ARESTÉ, José María (1994). Francis Ford Coppola. Barcelona, Royal Books.
  • COWIE, Peter (1988). Coppola: Su biografía. Nueva York, Da Capo Press.
  • RIAMBAU, Esteve (1997), Francis Ford Coppola, Madrid, Cátedra.
  • Internet: http://es.wikipedia.org/wiki/Francis_Ford_Coppola

 

 

Diego Moldes
diegomoldes@hotmail.com
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