Leer y releer a Bruno Schulz

Bruno Schulz

Leer y releer a Bruno Schulz

Conocido como «el Kafka polaco», por haber sido el firmante de la primera traducción polaca de El proceso, la figura de Bruno Schulz emergió con fuerza en la década de 1970, tras treinta años de oscuridad e injusto anonimato. Comenzando con el inglés, el francés y el alemán, las traducciones a las principales lenguas occidentales se sucedieron desde entonces (a más de 40 idiomas) y, paulatinamente, fue ocupando un lugar central en la cultura europea del siglo XX, al nivel de otros afamados escritores del Imperio Austro-húngaro como Joseph RothStefan Zweig o el mismísimo Kafka. Sin embargo, con quien más habría que relacionarlo fue con su amigo y compatriota Witold Gombrowicz, genio de las vanguardias que, a diferencia de Schulz, si sobrevivió a la barbarie nazi, exiliándose a Buenos Aires y París. Su primera novela, Ferdydurke, obra maestra de la literatura moderna, se editó con dibujos de Schulz y no hay sólo en ello un rasgo de amistad, sino de afinidad: la búsqueda de la madurez en la infancia o la ingenuidad del niño que todos hemos sido.
Sus relatos y dibujos forman un corpus narrativo único que ha situado a Bruno Schulz  en el canon de los autores de culto.

Schulz se ganó toda su vida como profesor de dibujo y, esencialmente, fue un dibujante excepcional, cruce simbolista y expresionista que por su trazo y temáticas grotescas recuerda poderosamente a Alfred Kubin y al Goya de las pinturas negras y al de sus series «Caprichos, Desastres, Tauromaquia, Disparates«, entre otros. Su obra plástica goza de una reputación internacional y se puede disfrutar de ella en Internet.
Desde 1972 sus textos han sido traducidos al español en once libros publicados por editoriales de prestigio, como Seix Barral, MontesinosDebate Maldoror. En 1993 la editorial Siruela publicó sus Obras Completas en una buena traducción firmada por Juan Carlos y Elsbieta Vidal, con un prólogo introductorio del primero, ciertamente interesante, en el que vinculaba la figura de Schulz a la de sus colegas y amigos coetáneos Gombrowicz Stanislaw Ignacy Witkiewicz (igualmente pintor y escritor, conocido por el seudónimo de Witkacy) y en la que explicaba que la figura mítica del padre y el territorio de la provincia eran las dos grandes aportaciones de los relatos de Schulz a la literatura universal. El interés de los lectores españoles más selectos fue grande y el libro se reeditó en 1998.
En septiembre de 2007 el Círculo de Bellas Artes de Madrid organizó una impresionante exposición titulada Bruno Schulz. El país tenebroso, que recogía prácticamente toda su obra plástica y dibujos y que completaba de alguna manera la comprensión de su obra literaria entre los lectores españoles. Gracias a diversas instituciones polacas, al archivo de Krzysztof Wilczynski y, fundamentalmente, al Museo de Literatura Adam Mickiewicz, la comisaria de la exposición, Monika Poliwka, pudo reunir materiales nunca vistos del genio de Drohobycz. Acompañaba a aquella exposición un catálogo de más de doscientas páginas (dicho libro aquí aún se puede comprar), con todos sus dibujos que el Presidente del Círculo de Bellas Artes, Juan Miguel Hernández León, resumía así:
«La exposición recorre la plástica del autor, con una amplia selección de sus dibujos y obra gráfica, como la que integra su famoso El libro idólatra, a la que se suma su único cuadro conocido, titulado «Encuentro»; y su extraña obra literaria, con especial énfasis en Las tiendas de color canela y Sanatorio bajo la Clepsidra, junto a una selección de las revistas en que colaboró. Además, se presenta el trabajo de Schulz tanto en el contexto del panorama internacional europeo de principios del xx como en el más estrecho de su Polonia natal; así, se nos propone una selección de obras de artistas y escritores extranjeros que le influyeron, para centrarse luego en la figura de Stanyslaw Ignacy Witkiewicz, escritor, pintor y fotógrafo fundamental en la vida artística de la Polonia de su tiempo, y más tarde también en Witold Gombrowicz, jefe de tropa de la vanguardia con su novela Ferdydurke, ilustrada por el propio Schulz. La revisión se completa con pinturas de Wojciech Weiss y Witold Wojtkiewicz. Los ensayos de Monika Poliwka, Lucasz Kossowski, Irena Kossowska, Serge Fauchereau y Sergio Sanz completan este acercamiento desde una perspectiva histórica y contextualizadora que no desdeña el cuerpo a cuerpo con la materialidad de la obra. El resultado es una mirada poco menos que exhaustiva de un mundo creador cuya potencia perturbadora y enigmática no merma con los años..»
Fruto de este nuevo deslumbramiento popular en España, Siruela publicó en 2008 un libro imprescindible en toda buena biblioteca que se precie de serlo: Madurar hacia la infancia, con un prólogo de lectura obligada del filólogo italiano Francesco M. Cataluccio (traducido por María Cóndor), en donde concluye explicando en boca de Schulz el porqué del título elegido (casi un oxímoron):

Me parece que el tipo de arte que me interesa es precisamente una regresión, es una infancia reintegrada. Si fuese posible llevar hacia atrás el desarrollo, alcanzar de nuevo la infancia por un camino tortuoso -poseerla otra vez, ilimitada-, sería hacer realidad la «época genial», los «tiempos mesiánicos» que todas las mitologías nos han prometido y jurado. Mi ideal es «madurar» hacia la infancia. Ésta sería la verdadera madurez.

Es ésta una nueva (y bella) traducción (¿y una reescritura?), todavía más rica, sugerente y cautivadora que la de 1993, a cargo de Elzbieta Bortkiewicz Morawska, en la que capta con precisión el lenguaje poético, profundamente metafórico, incluso simbólico u alegórico, así como las caprichosas cosmogonías, las fantasías mitológicas y sus metamorfosis. Ésta es la edición que recomendamos desde aquí, una lectura sorprendente para lectores exigentes, que en sus 532 páginas editadas con un sentido del gusto exquisito y con papel de alta calidad, contiene  todos los escritos descubiertos hasta ahora de Bruno Schulz:

  • Las tiendas de color canela (1934): 15 relatos.
  • Sanatorio bajo la clepsidra (1937): 13 relatos.
  • El cometa.
  • Fragmentos: 3 relatos.
  • Textos críticos y autocríticos: 9 artículos (incluída su correspondencia con Gombrowicz y el posfacio a la edición de El proceso de Kafka).
  • El libro idólatra (aquí adjetivado como idolátrico), 20 grabados realizados con la técnica del cliché de vidrio. Su novia recuerda que «lo unía a Kubin cierto horror lleno de fantasía goyesca.»

Para saber más de Schulz, investigadores, influencias, improntas, adaptaciones y confluencias:

  • Su descubridor fue el poeta Jerzy Ficowski (1924-2006)
  • La prestigiosa escritora estadounidense Cynthia Ozick escribió su novela El mesías de Estocolmo (The Messiah of Stockholm, 1987; trad. de Miguel Martínez Lage, Montesinos, Barcelona, 1989) a partir del manuscrito perdido de Schulz El mesías, novela ilustrada de inspiración bíblica que se perdió en 1942 y nunca ha sido hallada (existe el rumor de que el manuscrito está entre los archivos de la KGB soviética).
  • El mesías influyó en la obra del escritor polaco Kazimier Truchanowski (1904-1994).
  • Uno de los autores contemporáneos más traducidos del mundo, David Grossman escribió su novela Véase: Amor (1986) inspirado en Schulz: en un capítulo titulado «Bruno», el narrador imagina a Schulz embarcándose en un fantasmagórico viaje por mar en lugar de permanecer en Drohobych y ser asesinado. Se salva, así, del Holocausto.
  • La escritora neoyorquina de moda, Nicole Krauss (n.1974) publicó su segunda novela con apenas 30 años, La historia del amor (2005) y en ella los personajes discuten sobre el relato de Schulz La calle de los cocodrilos; incluso uno de los personajes se llama Bruno en su honor.
  • Otro joven escritor de éxito afincado en Nueva York, Jonathan Safran Foer (Washington, 1977), autor del libro autobiográfico adaptado al cine Toda está iluminado , protagonizada por Elijah Wood, escribió su novela Árbol de códigos (Tree of Codes, 2010) mediante recortes de la traducción inglesa de La calle de los cocodrilos, creando así un nuevo texto: «Cogí mi libro favorito de Bruno Schulz y removiendo sus palabras forjé una nueva historia.»
  • El alabado cineasta Wojciech Jerzy Has adaptó a Schulz en una excelente película estrenada en 1973 que, desgraciadamente, nunca ha sido editada en DVD o Blu-ray en España, por problemas de derechos: Sanatorium pod Klepsydrą (Sanatorio bajo la clepsidra). Schulz ha sido adaptado también al cine y la TV en otras ocasiones, en Estados Unidos  (incluso de La calle de los cocodrilos se hizo un film de dibujos animados), Reino Unido y Alemania.
  • Sus relatos se han adaptado al teatro y ha sido representado en, entre otros países, Polonia, Francia y Japón. El célebre director teatral,dramaturgo y escenógrafo de fama mundial Tadeus Kantor (1915-1990), escribió: «Toda nuestra generación ha crecido en realidad a la sombra de Schulz.» (se refiere a él y a escritores compatriotas como Jerzy Andrzejewski, Marek Hlasko Stanislaw Lem). En efecto, su obra dramática más influyente La clase muerta (1975) se inspira en el relato schulziano El jubilado (1937).
  • En Polonia hasta existe una banda de rock que lleva su nombre y ha realizado videoclips con sus dibujos y letras de canciones extraídas sus relatos.
  • Otros pintores que le influyeron fueron: Mathias Grünewald, El BoscoFelicien Rops, Aubrey BeardsleyEgon Schiele o Eugenius Zak.
Diego Moldes
diegomoldes@hotmail.com
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